Tuesday, November 23, 2010

En estado neumático

- Usa el arte hijo mio, hará que la medicina sepa menos amarga....-

No había más que agua cristalina, cuchillas atravesando mi cuerpo todas al mismo tiempo, la adrenalina ascendiendo y el sistema nervioso descendiendo...

-Mamá, mira, un conejo cayó en el lago helado. Sabes tú si ellos pueden nadar?-

- Creo que sólo saben saltar bien, pero no están hechos para vivir bajo el agua. El pobrecito morirá, pero tiene patas muy fuertes. Seguro se le ocurrirá algo.-

- No lo sé, mamá, más vale que lo ayudemos.-

- Es demasiado tarde querida, hay grietas en el hielo, caerás tú tambien! Está demasiado profundo y frío! -

- Tú puedes conejito, lucha con todas tus fuerzas, creo en tí, tu puedes! -

- ...tú puedes Adrián, creo en tí, cariño, no me dejes, todo va a estar bien...-

- En dónde he despertado?-

- Pues, verás, hubo algunas complicaciones y tuvimos que traerte al hospital.-

...Me siento tan adolorido...

- ...ES NORMAL, ya estás fuera de peligro, pero me alegra que estés bien...-

- Tuve un sueño muy intenso; casi me ahogo en el río helado y no podía nadar, no me explico cómo fue que salí.-

- Es un sueño, de haber sido real Dios sabe que habría pasado. Después de todo, no es lo que parece.-

Desde que he sufrido de estas visiones he tratado de averiguar por que me afectan tanto en el sentido emocional. Una vez, después de clases cuando estaba en la secundaria pasé la tarde entera en la biblioteca pública repasando autores quienes se han dedicado al analísis de los sueños, desde Freud hasta Jung. Si había algo en este mundo que me golpeara como un rayo es el inconsciente humano; entre más lo exploras más misterios encuentras.

Sin embargo, ese estúpido sueño recurrente me ha perseguido por años, como si aquella niña es la única quien se atreve a salvarme. Y heme aquí, saliendo de las aguas penetrantes y al mismo tiempo sintiéndome volar.

- Sólo respira normal, no te exaltes!-  creo que me decía Edith.

Quisiera poder hacerlo. Sin embargo ahora sentía como si una misteriosa fuerza sobrehumana me estuviese jalando hacia el fondo del lago, sería acaso porque mis pulmones estaban tan congestionados con algo que no era exactamente agua, más bien era un horrible pantano.

- Pensé que sería una buean idea que uses esto mientras te alivias.-

...mi cuaderno de dibujo, no había hecho algo asi desde el invierno del 1988.

- Es curioso que me traigas esto, Edith. Mamá me sugería hacer esto cada vez que me sentía mal, decía que así sanaría mas rápido.-

-Es un muy buen consejo, tal vez te inspire estar aquí para crear algo.-

De hecho ya tenía algo bueno; enseñar a un conejo a nadar en medio de un mugriento charco; era más sencillo salir del que estaba congelado, en fin.

Es más que obvio porque desprecio abiertamente la temporada de invierno, especialmente cuando vivía en Elyria. Bueno, no es que el panorama sea mas alentador aquí en el tan inestable clima de Nueva York, pero debo admitir que las condiciones son más humanas.

Efectivamente tenía tan sólo siete años cuando pase por este predicamento. Pasé varias semanas en un tal Saint Vincent. Afortunadamente regrese a tiempo para el Día de Gracias aunque tuve que pasar algún tiempo adicional dentro de la casa, ya que no podía exponerme ni siquiera a la más ligera brisa, así que nada más que hacer que evitar que el aburrimiento me hiciera su prisionero. Para entonces mis cuadernos estaban llenos de tantos demonios que habia efectivamente exorcizado. Sin embargo, pude notar que inconscientemente había hecho de puro coraje espirales de varios colores, unas de rojo carmín otras completamente negras habiendo utilizado nada más que crayones.

Como no encontré el día de hoy algo que pintara igual halle un lápiz labial, no voy a decir de donde lo saqué; era eso o usar mi propia sangre. Y contemplé lo que seria mi próxima pintura; un conejo saliendo de un pozo, lo llamaré:

El Pozo de los Miedos

Será una buena pieza, en óleo y pastel luciria más que estupendo. La simplicidad de sus líneas era sumamente infantil, pero el contenido no tanto, más bien perturbador y dramático; estaba dotado de un cierto encanto que invadió mis sentidos rápidamente. En aquel momento cuando ya fuí capaz de respirar por mi propia cuenta no pude evitar contemplar a Edith en el sofá echada en una posicion fetal llevando lo que traía puesto el día anterior, creo que era un ligero suéter azul cielo que dejaba ver su delicada estructura ósea. Su cabello negro y sedoso flotaba sobre su pálido rostro. Estaba tan quieta como una niña pero desafortunadamente tenía el sueño muy ligero y la desperté sin querer.

- Dios, qué hora es? - dijo atónita. 1:11 de la mañana, es la segunda vez que me toca estar despierta a esa hora esta semana.-

- Estás bien?-  le pregunté.

- Seguro, estoy bien, no te apures, pero que tal tú? Parece que ya no tienes fiebre.-

- Sí, pero mi cabeza está tan apuñalada así como el resto de hermoso cuerpo. Pero sobreviviré.-

- Genial! Sigue asi y saldrás dentro de poco. Sólo concéntrate en sanar, de acuerdo? -

El arte salva, es como un respiro de aire fresco, no están de acuerdo?

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