Friday, February 11, 2011

LOS CIEN ACRES DEL INFIERNO (continúa):

No estamos solos aquí dentro, lo sabías?- le conté a Edith.

Su mirada se perdió por unos instantes pero luego me sonrió pensando que ya estaba exagerando un poco las cosas. Decidí crear bastante suspenso para la hora de la comida porque por mucho que quiera verlo aún sigo temiendo a ciertas cosas de la misma manera que un niño lo haría.

- Bien, y qué te hace pensar eso, Cielo?- me dijo mientras me tomó del brazo caminando de un lado hacia otro.

Respiré profundamente y esperaba sólo lo mejor pues esta sí que sería una larga, larga noche. - Mira, hablaré en serio por un momento. Sabes cómo he estado compartiendo contigo tantas experiencias disparatadas a lo largo de estos últimos dos meses? Hasta ahora te has portado de maravilla siendo paciente y todo eso...-

- Sí, continúa...- Me miró boquiabierta poniendo atención a cada mísera palabra que salía de mi desquiciada mente.

- Pero creo que ya sé exactamente por qué he estado actuando así...y te puedo asegurar tranquilamente que tiene que ver muy poco ya con el aspecto psicológico.-

- Pues es que hasta yo no siempre tengo todas las respuestas, cariño, por qué me le dices hasta ahora, no se te hace un poco ridículo?-

- Perfecto...- Me detuve y le di un sorbo a mi copa de vino.- Recuerdas cómo me dijiste que este lugar solía ser una fábrica o algo parecido?-

- Sí, pero...ah, no me digas que te diste el tiempo de estar investigando, tanto así crees eso? Es decir, de veras crees que aquí habita algo malo?-

- No, no, no te asustes, de veras, pero...-

- Entonces por qué te diriges a mí en ese tono tan serio, dime.-

Me llevé las manos al rostro en señal de angustia. - Es que...es que te juro que pude sentir la presencia de algo extraño en este cuarto, llámalo como más te plazca, sobrenatural, como de otra época, como si alguien quisiera comunicarse conmigo, como...-

- Qué tratas de decirme, un fantasma?-

- Y qué si te dijera que me encontré con uno justo mientras tu dormías tan plácidamente?-

Edith enmudeció después de eso, solamente me hizo un gesto tocando mi hombro, - Bien, no hay problema.-

- Eso es todo? Esa es tu explicación, que no hay problema?-

Me despidió con un beso tan distante y frío como si me hiciera sentir que ya estaba solo en esta batalla, - Escucha, tengo varias cosas por hacer. Cuando estés en tus cinco sentidos puedes volver a la recámara. Buena suerte.-

Sentía cómo en mi estudio la temperatura estaba descendiendo de una manera tan hostil lo cual me puso más inquieto y nervioso. Tan pronto veía a Edith alejarse me dejé caer de rodillas como un animal indefenso. Luego, así nada más el suelo de duela se sintió increíblemente caliente casi insoportable como un día de verano a la intemperie, pero no me quejaba en lo absoluto. Miré hacia los lados pero de pronto ya no hallaba en el mismo lugar.

Todo lucía cubierto de escombros así como maquinaria averiada al parecer unas viejas y desgastadas bandas transportadoras. Los ventanales estaban repletos de hollín y cayéndose a pedazos pero sin duda lo que más me llegaba era el fuerte aroma de aceites y de grasas de animales. Me dí cuenta de que el Sol aún no se había metido y una ligera brisa se colaba por los rincones.

- Hola otra vez.-

Demonios, sabía bastante bien de quién era esa voz; Caroline decidió volver.

No comments:

Post a Comment