- Desearías una taza de té, cariño?- dijo Vainilla, o al menos es el nombre que le logré entender. Actúe ligeramente asombrado para no despertar sus sospechas, cuando de pronto su redonda cama se transformó en una redonda mesa...que seguía, que ella pretendiera ser el Sombrerero Loco?
- Sí que eres astuto, y muy atractivo, debo añadir. Anda, tómalo mientras está caliente.-
Y solamente tomé ese té como una cortesía, no estaba tan interesado. Sin embargo, tras el primer sorbo mi visión se tornó terriblemente borrosa y mi corazón latía como un tambor enfermizo. Acaso fue una droga? No, no creo que se tratara de cualquier té. - Madre, dónde estoy, dónde he ido a parar?-
- El Conejo de la Fuerza Infinita te trajo hasta aquí. Cuán sabio es él, lo miro cada día y él a cambio me muestra cosas.-
- Cómo yo?-
Río con bastante gracia y elocuencia que me dejaba simplemente acorralado pero entonces podría también achacárselo al supuesto brebaje.
- Por qué crees que el mundo entero gira alrededor de tí. Digo, lo mismo me pasó a mí hasta que me hice consciente.-
- Consciente?-
- Tú sabes, desperté, eso es todo.-
- Despertar? Pero eso es muy sencillo!-
- Me temo mucho que no es lo mismo en tu caso.-
- Qué Diablos quisiste decir con eso?-
- Dije, DESPIERTA!-
Aghh, me moví ligeramente pero Edith estaba bien ida. Me arrojé las sábanas encima de nuevo para recuperar el sueño pero quién sabe qué es lo que me esperaba, así que sólo podía relajarme porque nada de toda esa basura era real, o sí?-
(continúa)...
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