Los Diarios del Conejo Blanco

JUEGA!

Encajar casi siempre es un gran dolor de cabeza. Y exactamente cómo es que un insignificante chico de un pueblo tan remoto como Elyria es capaz de alcanzar tanta grandeza? Sencillo, haces lo todo lo inhumanamente posible por convertirte en una leyenda. Y ya que nunca fuí muy bueno con los puños, debía defenderme de otra forma. Y bien pues el arte siempre ha sido mi mejor arma, así que entre mas controversial sea mejor. Además, esa ciudad de vez en cuando podía utilizar algo de color así como una nueva identidad. Fuí arrestado en varias ocasiones pero bien valió la pena mientras el objetivo fuese que las ideas perduraran. Hicimos rabiar a muchos padres cuando andábamos por las calles en la Noche de Brujas; yo tenía tanta pasión por el rojo y no me molestó en lo mas mínimo pintar esas paredes tan blancas y tan vírgenes con imágenes de famosos asesinos en serie.Ahora sigo sembrando el caos pero con mayor control y en un ambiente más sofisticado.

El lugar lucía a reventar, hasta gente que no había visto en años que se dejó venir hasta acá en SoHo, un lugar donde todo es posible, hasta atrajimos a algunas buenas alimañas de la New York Magazine, otros tantos de Berlín y el resto vino de Tokio.

Parecía una actividad divertida pero hasta cierto punto ha adquirido un carácter sumamente profesional por lo mismo que ha atraído las miradas del mundo entero. Desde finales de los años noventa el arte callejero se ha vuelto mas especializado al grado de convocar a grupos o equipos enteros. Aun así, hasta cierto punto sigue siendo ilegal, pero ahora teníamos todo el permiso para hacer cuanto se nos viniera en gana en un espacio de mas o menos 72 por 24 pulgadas.

El evento se dividió por cinco equipos pero el principal claro era el de mi colaboración con los nipones conocidos como Shojo One. Sí que tenían su historia, sin duda, pero su estética tan fina les ganó ser tomados en cuenta para cuestiones de publicidad gráfica, un punto en el cual se deja de ser artista para pasar a ser diseñador. A veces me burlaba de esa profesión porque decía que siempre estaban atrapados entre dos mundos, hasta el día en que comenzaron a darme trabajos por comisión, ahi el cliente siempre manda. Para Janie Wu y sus camaradas esta noche representaría un poco de volver a aquellos días en que eran almas libres.

Tanto los curiosos de la parte chic de SoHo como los jóvenes universitarios hasta los cazadores de talentos del extranjero observaban pacientemente cómo tapizábamos nosotros el lienzo con vibrantes tonos de rojo, azul y blanco del acrílico de la pintura en aerosol. El concepto incluían unos traviesos conejos con unas armas espaciales muy futuristas con un fondo bastante desenfadado, cortesía de un servidor. Eso fue ya como lució al final, ya que tuvimos la oportunidad de cambiar los elementos cuantas veces se nos diera la gana y aplicábamos una capa de blanco de cuando en cuando. M. aplicó los toques finales en estas lindas criaturitas que Janie trazó. Debo admitir que la ternura no es lo mío, pero para ellos era una cosa bastante seria; representaba una industria la cual inicialmente atacaba a los niños, a los adultos pervertidos y a los otakus, una especie de ultra fanáticos devoradores de los medios.

La pieza no tenía título porque el punto es que era todo improvisado, eso era parte de la pintura en vivo, es increíblemente atractivo pero al final muy desgastante. Creo que había perdido un poco de práctica pero jamás vencido. En total duro esto alrededor de dos horas. Edith estaba muy quietecita en el suelo con su ojos clavados en mí por lo cual la consideré mi animadora no oficial, creo que hasta tenía groupies y ni siquiera era un estrella de rock.

Al parecer Feivel, quien toda la noche estuvo una actitud de tipo mafioso conseguía a más clientes para  comisiones; algunos eran más excentricos de lo que yo era. Cuando terminó el evento lo obtenido de las pinturas que fueron vendidas fue a beneficio al Colectivo Black Cherry, un prometedor grupo de artistas a quienes siempre he apoyado. Por otro lado estaban quienes me observaban atentamente como una pieza de mercancía. Esperemos que no surja algun sueño bizarro después de todo esto.