Monday, December 6, 2010

SoHo SE ENCUENTRA CON SHOJO

Resulta que aquel material que Feivel me había insistido tanto que viera era el de una prominente artista japonesa americana llamada Janie Wu. La estrategia era muy simple,

- el niño malo de SoHo contra la chiquilla que ama el Shōjo -

 De hecho este término tan popular se refiere al arte destinado a las chicas adolescentes, y para cualquier otro que se deje atrapar por el género. No le he visto en persona pero a ella le ha encantado mi trabajo.

Raras veces he tenido la oportunidad de apreciar el arte oriental. Recuerdo alguna vez que acudimos a una muestra colectiva en la universidad de diferentes artistas chinos y japoneses para ver qué nuevos conceptos se traían. Y resulta que muchas veces incorporaban su filosofía en casi todo lo que construían. Había una instalación con montones de diarios los cuales contenían el mismo ideograma, ignoro lo que significaba obviamente. Lo que quiso dar muy bien a entender es que el concepto de la repetición garantizaba la eternidad, presumo que me inspiró esto de manera inconsciente al dibujar demasiados conejos.

Hoy en día la invasión japonesa ha traspasado al occidente como una especie de infección viral a la cual muchos se han acostumbrado sin protestar. La gran desventaja para muchos artistas de este país es que su poder de ejecución es sumamente impresionante. El estilo de Janie era dulce y sofisticado, hecho para el consumo masivo, como aquellas imágenes de Hello Kitty pero con un giro mucho mas psicodélico y futurista.

Casualmente esta chica realizó varios murales en los que también empleaba conejos como elemento visual, pero a diferencia de los míos estos eran mucho más abstractos y asquerosamente tiernos. Se las ingeniaba bien para reducir sus personajes en formas voluptuosas acentuadas con tonos pastel y en sus lienzos empleaba mucho la hoja de oro. Tenía tan solo veintiún años y ya gozaba de amplia aceptación. En su barrio un equipo de artistas callejeros le ayudaba a promover estas sutiles viñetas en una escala más grande. Esa era la belleza pues no solamente se limitaba a exponer en galerías, al igual que lo hice yo hace tiempo. Creo que esto sigue siendo un muy buen punto pues el arte debería estar presente en todas partes sin embargo hay que tomar en cuenta que algun día se volverá una mercancía.

Para esta muestra sí estaba preparado desde hace meses, por ello no pude acompañar a Edith a su compromiso familiar. De hecho, estaba ya retrasado un par de semanas, pero me salí con la mía ya que mi nombre tiene, afortunadamente más peso que el de Janie.

Abrí una serie de documentos que Feivel me mando desde hace días, eran precisamente sobre la galería elegida para la gran exhibición en Chelsea. Consideraba M. el perfecto lugar para mi arte perverso, ya que su diseño orgánico le otorgaba la ilusión de ser una especie de túnel. Inlcusive consideré la idea de traerme a unos modelos tipo fetiche para la noche de la inauguración, entre más caprichosa fuera la situación, mejor.

Estaba demasiado ocupado para descifrar que fue lo que me pasó anoche. Llegó un camarada que hace tiempo no veía , James. Apreciaba mucho más su amistad ya que el aún dominaba el arte de ir de bar en bar. Después de estas semanas tan dolorosas de veras necesitaba una distracción. Al Diablo el clima, nunca me ha detenido.

- Hey, conejillo de Indias, no es bueno que andes aquí solitario, sabes a lo que me refiero?- dijo James. Era aun más bajo que yo, lucía como aquellos góticos de antaño que todavía gustaban de escuchar bandas como Bauhaus, Joy Division y The Sisters of Mercy. Solíamos ir a este antro inmundo conocido El Escondite mientras nos hundíamos en las oscuras aguas del rock depresivo por más de tres horas hasta que nos amanecía y debíamos volver al escuela. Alguna que otra vez me topaba con mujeres sumamente interesantes, y yo les decía que era un artista de renombre aunque no lo fuera. Si me pedían que las pintara desnudas, a lo cual yo respondía,  - pues tendrás que ganarte ese sitio en mis lienzos.- De eso, vagamente fue hace unos siete años, era tan cruel.



- Escuché por ahí que habías intentado suicidarte, ezz ezzo cierto?- dijo James.

-Seguro que sí! dije Pero pude haber estado demasiado ebrio esa noche, quién demonios te dijo eso?- le pregunté mientras me acomodaba un suéter negro.

- Las malas noticias se corren bastante rápido, entiendes? Pero me alegra que no estés muerto.-

James me miraba de una manera muy curiosa, como si hubiera cambiado la imagen, -  estás seguro de que te encuentras bien? Seguro, no te vendría mal agarrar color, pero hay algo que no logro entender que te hace ver mucho mejor.-

- Bueno...- dije en un tono bastante fingido -...se podría decir que volví a nacer.-

Mi minúsculo amigo soltó la carcajada,-  A já! No vengas con esa mierda, vamos, larguémonos de aquí...-

Era obvio que James no se tragaría mis cuentos de experiencias sobrenaturales. Eso me estaba orillando a tener una especie de doble vida, la cual se quedaría bien guardada en lo más profundo de los lienzos, aunque por lo mismo se volviesen malditos.

Me eché un ultimo vistazo en el espejo del recibidor y repasé mi atuendo, el cual no era nada fuera de lo común; traía puesto una chaqueta de cuero negro y un gorro que tenía la leyenda, mauvais garçon. Y dije, - vous passez un bon soir, mauvais garçon, algo así como que pases una buena noche, chico malo.-

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